sábado, 12 de enero de 2013

¿CÓMO VENCER LA SOLEDAD?

DEDICADO A UNA COMPAÑERA DE PRIMARIA...

El siguiente post va dedicado para Verónica Castillo, una compañera de primaria a quien no veo hace mucho.. quizás pueda ayudar en su búsqueda de respuestas, en su búsqueda de la felicidad, en búsqueda de un propósito en la vida...

Hace varios años me llamó la atención el título de esta pintura:

"¿DE DÓNDE VENIMOS? ¿QUIÉNES SOMOS? ¿A DÓNDE VAMOS?". Paul Gauguin (1897)

Creo que en algún momento de nuestra existencia nos hicimos estas preguntas. Quizás no encontramos respuestas entonces. Al igual que Paul Gauguin las hicimos en búsqueda de un propósito, en búsqueda de la felicidad. 

Para empezar, no somos felices de verdad cuando buscamos satisfacernos a nosotros mismos en primer lugar. Ese tipo de "felicidad" pronto se acaba.  Me fue muy revelador escuchar al arquero de la selección brasileña Taffarel decir que al día siguiente de haber conseguido el campeonato mundial de futbol para su país, la vida seguía exactamente igual. Una felicidad tan efímera... ¿puede considerarse felicidad?

Un rey de la antiguedad, el hombre mas sabio que haya existido hasta ese entonces, el rey Salomón escribió unos versículos extraordinarios en su búsqueda para saber cuál era el propósito del hombre.

Escribió lo siguiente:
 (Eclesiastés 2:3-11) "3 Exploré con mi corazón mediante alegrar mi carne aun con vino, mientras conducía mi corazón con sabiduría, aun para echar mano de la tontería hasta que viera yo qué bien había para los hijos de la humanidad en lo que ellos hacían bajo los cielos por el número de los días de su vida. 4 Me ocupé en mayores obras. Me edifiqué casas; me planté viñas. 5 Me hice jardines y parques, y en ellos planté árboles frutales de toda suerte. 6 Me hice estanques de agua, para regar con ellos el bosque, donde brotaban árboles. 7 Adquirí siervos y siervas, y llegué a tener hijos de la casa. También llegué a tener ganado, vacadas y rebaños en gran cantidad, más que todos los que, según sucedió, me antecedieron en Jerusalén. 8 Acumulé también para mí plata y oro, y propiedad propia de reyes y de los distritos jurisdiccionales. Me hice cantores y cantoras, y los deleites exquisitos de los hijos de la humanidad, una dama, sí, damas. 9 Y llegué a ser mayor y aumenté más que cualquiera que, según sucedió, me antecedió en Jerusalén. Además, mi propia sabiduría permaneció mía. 10 Y nada de lo que mis ojos pidieron mantuve alejado de ellos. No retuve mi corazón de ninguna clase de regocijo, pues mi corazón estaba gozoso a causa de todo mi duro trabajo, y esta vino a ser mi porción de todo mi duro trabajo. 11 Y yo, yo mismo, me volví hacia todas las obras mías que mis manos habían hecho, y hacia el duro trabajo que yo había trabajado duro para lograr, y, ¡mira!, todo era vanidad y un esforzarse tras viento, y no había nada que sirviera de ventaja bajo el sol."

Las palabras del versículo 11 dejan para la meditación. Todo lo que el hombre quiera conseguir para satisfacerse a sí mismo es "vanidad, y un esforzarse tras el viento". En suma nada que pueda llamarse felicidad.

Y es que parece ser que uno no es feliz así. No fuímos creados para ser felices cuando pensamos en que debemos recibir cariño, recibir amor, recibir comprensión...

Porque como dice la Biblia en  Hechos 20:35: "Hay mas felicidad en dar que en recibir"

Y volviendo a mi ex-compañera de colegio Verónica Castillo quería compartir este artículo extraído de la revista Despertad de Setiembre 2010 (paginas 6-9):



Cómo vencer la soledad
SI NOS embarga la soledad, quizás debamos plantearnos: “¿Hay algo que pueda hacer? ¿Debería hacer cambios en mi vida?”. He aquí varias preguntas de reflexión que pueden llevarnos a encontrar soluciones.
 
¿Necesito cambiar de actitud?
Todo el mundo se siente solo de vez en cuando; pero si estos sentimientos negativos persisten, se convierten en un auténtico problema. En tal caso, quizá sean una señal de alarma que indique que nuestra actitud ante la vida no es la mejor. Es posible que uno mismo genere el problema con su forma de actuar cuando está en compañía. Sin querer, hay quien levanta una barrera a su alrededor que disuade a los demás de ser sus amigos. De modo que a veces, lo único que hace falta es cambiar de actitud.
Reparemos en lo que dice Sabine, que emigró a Inglaterra: “La confianza no crece de la noche a la mañana. Hace falta tiempo para que los nuevos amigos se sientan relajados y cómodos estando juntos. Una buena idea es ir conociendo la historia de cada persona. Alguien me aconsejó: ‘No hay cultura perfecta. Tienes que quedarte con lo mejor de cada una’”. En efecto, el consejo que se le dio a Sabine es acertado: conviene fijarse en las buenas cualidades de otras culturas y copiarlas.

¿Soy retraído?
Cabe preguntarnos: “¿Soy retraído? ¿Sería la gente más amable si yo lo fuera también?”. Si es así, debemos hacer un esfuerzo por ser más abiertos. “Quienes se sienten solos tienden al aislamiento”, comenta Roselise, de 30 años, que se mudó de Guadalupe a Inglaterra. Ella aconseja: “Busca a otros que parezcan estar solos. Preséntate y háblales. Una pregunta puede ser el inicio de una larga amistad”.
Con todo, se necesita tiempo y esfuerzo para hacer buenos amigos. Una óptima manera de lograrlo es escuchando a los demás. Al prestarles atención, se está en mejor posición de hablar de asuntos que a ellos les interesan. Recordemos que la empatía engendra amistad.

¿Será que soy negativo?
La baja autoestima puede ser un obstáculo para entablar amistades. Preguntémonos: “¿Tengo una tendencia exagerada a pensar mal de mí mismo?”. Abigaïl, una quinceañera de Ghana, admite: “A veces me venían a la cabeza ideas negativas y me hacían sentir sola. Pensaba que era una inútil y que nadie me quería”. Si damos el primer paso y ayudamos a los demás de alguna manera, seguro que no nos considerarán inútiles. Lo más probable es que nos devuelvan el favor ofreciéndonos su amistad. Entonces, ¿por qué no tomar la iniciativa?
Además, al ser positivos y dar estos pasos también podremos hacer amigos de diferentes edades, lo cual es muy gratificante. Algo que ayudó muchísimo a Abigaïl a superar la soledad fue relacionarse con personas mayores que ella. “Me beneficié mucho de su experiencia”, afirma.

¿Me aíslo?
Muchos alivian su soledad pasando largas horas frente al televisor, entretenidos con videojuegos o ante la computadora. Pero cuando apagan estos aparatos, siguen tan solos como antes. Elsa, una parisina de 21 años, admite: “La tele y los videojuegos pueden convertirse en una especie de droga que engancha a la persona hasta el punto de que ya no le importa si tiene amigos o no”.
La televisión no es un medio que permita la interacción, el intercambio de ideas ni la amistad con los personajes. Los videojuegos son más de lo mismo: transportan a los jugadores a mundos imaginarios que desaparecen en el momento que se apaga la pantalla. Navegar por Internet sin rumbo quizás ofrezca una salida de la realidad, pero también expone a uno a material inmoral o a personas que ocultan su identidad. La Red no es un buen sitio para encontrar o cultivar auténticas amistades.
 
¿En busca de pareja?
Algunos solteros quizás deseen casarse simplemente para mitigar la soledad. Y la verdad es que un cónyuge amable y cariñoso puede hacernos muy felices. Pero hay que tener cuidado de no tomar a la ligera una decisión tan importante como casarse.
El matrimonio no es necesariamente la solución a la soledad. Se ha dicho que las parejas con dificultades de comunicación figuran “entre las personas más solitarias del planeta”. Desgraciadamente, hay más gente en esa situación de la que nos imaginamos. De modo que si alguien desea casarse, sería mejor que resolviera el problema de su soledad antes de enamorarse. Cambiar de actitud y costumbres y tomar la iniciativa en hacer amigos mientras está soltero le ayudará a establecer un buen fundamento para un matrimonio feliz.
 
La soledad tiene remedio
Quizás no exista una solución inmediata, pero se puede vencer la soledad siguiendo la Regla de Oro que Jesús formuló: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos” (Mateo 7:12). Si queremos que los demás sean amigables, nosotros debemos dar ejemplo. Si deseamos que nos hablen con confianza, nosotros debemos hacerlo primero. Tal vez no veamos resultados a corto plazo, pero tiempo al tiempo. Incluso si nadie nos corresponde, estaremos contentos porque lo hemos intentado.
Jesús enunció otra gran verdad que puede servir para contrarrestar la soledad: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35). Si dedicamos parte de nuestro tiempo a ayudar a los demás —por ejemplo a un niño con sus deberes escolares o a una persona mayor con la compra, el jardín o los quehaceres de la casa—, nos sentiremos más felices y quizás entablemos una bonita amistad.
 
El mejor amigo
Hay otras maneras de lidiar con la soledad, como salir a dar una vuelta, si es posible por el parque o el campo. Si uno se queda en casa, puede optar por invertir el tiempo en leer o en actividades creativas, como hacer reparaciones domésticas o coser. Un filósofo francés escribió: “Nunca tuve una tristeza que una hora de lectura no haya conseguido disipar”. Muchos disfrutan especialmente de leer los salmos de la Biblia.
Los especialistas han visto que juntarse con personas de la misma religión es una buena manera de mitigar la soledad y, además, aporta beneficios a la salud. ¿Dónde puede usted hallar gente que se esfuerce por practicar la Regla de Oro? En una obra sobre movimientos religiosos, un observador imparcial dijo: “En el ámbito de sus congregaciones, los Testigos [de Jehová] forman una auténtica comunidad de confianza y aceptación” (Religious Movement in Contemporary America).
Jesús indicó lo que podríamos llamar la marca del verdadero cristianismo al decir a sus seguidores: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:35). El amor —primero a Dios y luego a sus hermanos en la fe— es lo que caracteriza a quienes practican la religión verdadera (Mateo 22:37-39).
Tener amistad con Dios es la mejor manera de vencer la soledad. Si él es nuestro amigo, nunca nos sentiremos solos (Romanos 8:38, 39; Hebreos 13:5, 6).

QUÉ HACEN ALGUNOS
Anny (viuda): “Procuro ver el lado positivo de la situación”.
Carmen (soltera): “En vez de quedarme anclada al pasado, he aprendido a seguir adelante y emprender nuevas relaciones”.
Fernande (viuda): “Si te esfuerzas por ayudar a otros, se te olvidan las penas”.
Jean-Pierre (soltero): “Suelo dar largos paseos, durante los cuales me sincero totalmente con Dios”.
Bernard (viudo): “Llamo por teléfono a mis amigos, no para recordar situaciones tristes, sino por el placer de mantener la amistad”.
David (soltero): “Aunque soy solitario por naturaleza, me he propuesto abrirme a los demás”.
Lorenna (soltera): “Tomo la iniciativa de abordar a la gente y de ser amigable”.
Abigaïl (de 15 años): “Paso tiempo con mis amigos adultos y me beneficio de su experiencia”.
Cherry (soltera): “Si les digo a los demás que me siento sola, hacen un esfuerzo por ser más amables conmigo”.

PASOS PARA GANARLE A LA SOLEDAD
● Cultivar una actitud positiva
● Limitar los pasatiempos que nos aíslen, como la televisión
● Buscar amigos que compartan nuestros mismos intereses, aunque no sean de la misma edad
● Ante todo, buscar la amistad de Dios

No limite sus amistades a gente de su edad
 
 Espero que les pueda servir...


Javier Uría

No hay comentarios:

Publicar un comentario